Como toda buena lasaña, Garfield nació en la cocina de un restaurante italiano una noche de invierno de 1977, mientras afuera la nieve caía cual queso parmesano. En el momento de nacer pesaba 2.000 kilogramos -demasiado para un pequeño- y desde el principio mostró una enorme pasión por la comida italiana. El dueño del restaurante, ante la obligación de elegir entre Garfield y cerrar las puertas de su negocio por falta de pasta para cocinar, vendió el gato a una tienda de animales. Garfield pensó que ya estaba condenado a ser un vagabundo el resto de su vida, pero un buen día John Arbuckle se cruzó en su camino.
Tras este afortunado encuentro (para Garfield), la vida ya no fue lo mismo en casa de Jon Arbuckle, un soltero de lo mas aburrido y monótono. Pero la vida era demasiado tranquila para Garfield durmiendo y comiendo todo el día, y un par de meses mas tarde llego Lyman, un antiguo amigo de Jon acompañado de un perrito llamado Odie que arruino la estática y monótona existencia de Garfield.
La vida en casa de Jon, las interminable horas delante de la tele y las "charlas" con el solitario Jon acabaron por convertir a Garfield en un humano dentro de un traje de Gato hasta el punto de que adquirió todo tipo de hábitos mas propios de una persona que de un gato como: ver la tele hasta altas horas, convertirse en un adicto al café, andar sobre dos patas, no poder pasar sin su inseparable osito de peluche (Pooki) o aborrecer sobremanera los lunes.
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